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Suave recuperación de los mercados de renta fija y variable en estos días

23 de febrero 2015

Comienza una de esas semanas que se suelen denominar de “máxima expectación”. Esperemos que no le sea aplicable la máxima taurina de “corrida de expectación, corrida de decepción”. En todo caso, en las próximas sesiones vamos a tener la concreción final (o tal vez sería mejor decir, “el principio”) de dos asuntos que interesan particularmente a los mercados: las posibles actuaciones del Banco Central Europeo y las elecciones griegas.

En primer lugar, el BCE: la margarita ha gastado buena parte de sus hojas y, a día de hoy, la práctica generalidad de los agentes económicos esperan una actuación clara, decidida y contundente de la Autoridad Monetaria Europea en apoyo de la estabilidad económica y de la búsqueda de inflación. En otras palabras, se da por hecha una inyección monetaria al estilo Quantitative Easing americano, que probablemente incluya compras de deuda pública y privada en mercados secundarios.

Cualquier alternativa a este supuesto sería una decepción para el mercado. Por supuesto, existen “grados” de decepción (o euforia) en función del mecanismo de implementación, cuantías finales, etc. Pero el hecho en sí, es decir, que el BCE va a implicarse hasta el cuello en la economía de la Unión en lugar de ser una simple herramienta de tipos de interés es, a día de hoy, incuestionable. Tan es así que la decisión del Banco Central Suizo de eliminar el “ancla” de su moneda al euro se interpreta como un claro anuncio por mano interpuesta de expansión cuantitativa de la moneda única y una posible depreciación de la misma.

En segundo lugar, Grecia: A falta de pocos días para las elecciones generales en la península balcánica, las encuestas predicen una clara victoria de la izquierda de Syriza. No deja de ser una incógnita, caso de que se materialice este extremo, si asistiremos a un gobierno con un programa de máximos, prácticamente incompatible con la pertenencia al euro. o si por el contrario y de manera gráfica, asistiremos al beso del anillo de Merkel por parte del nuevo ejecutivo, que suavizaría de esa manera sus pretensiones más radicales.

De momento, el mercado se muestra expectante con el asunto heleno, pero en absoluto se evidencia, de a día de hoy, ningún tipo de contagio. En esa línea el resultado se nos presenta como una solución binaria bueno-malo…que seguro será matizable con el curso del tiempo. En todo caso, el aviso a navegantes para futuras citas electorales es claro. Naturalmente, pensamos en España.

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