En el 2011, había 120.000 viviendas, mientras que ahora se calcula que hay 1,5 millones de apartamentos de alquiler turístico en Internet. La economía colaborativa ha llegado con fuerza al turismo e, igual que ha pasado con el transporte, genera inquietud en la industria hotelera tradicional, que denuncia que estas plataformas de Internet que ofrecen alquileres turísticos compiten con ventaja.
La reforma de la ley de arrendamientos urbanos de 2013 dejó fuera los alquileres de apartamentos turísticos, por lo que corresponde con las comunidades autónomas, que tienen las competencias de turismo, hacer la regulación de esta actividad.
Aun así, de las 17 autonomías sólo algunas (Cataluña, Baleares o Madrid) disponen ya de marco legal para los alquileres turísticos, mientras que a los demás se mueven en unos vacíos legales que, además, puede terminar con diferencias sustanciales entre las comunidades. En una reciente entrevista con EFE, la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, apuntó la necesidad de hacer una regulación homogénea para evitar el “intrusismo y la competencia desleal”.
La pelota es el tejado de las comunidades, aunque Borrego asegura que “intentaran” que sea este mismo año. Los expertos internacionales también hacen referencia a la urgencia de contar con una normativa, a la vez que lo consideran un fenómeno imparable. El secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, cree que no hace falta oponerse al fenómeno, “si no regular” y recuerda que la economía colaborativa también tiene efectos positivos en distribuir ingresos entre los particulares y las familias.
No obstante, entiende las protestas del sector hotelero y señala que “hasta que los gobiernos y la sociedad no lo pongan bajo control, no es justo ni seguro”. Por parte del sector hotelero también hay movimientos que intentan buscar vías intermedias.
El mercado de este tipo de alquiler de apartamentos presenta, en la actualidad, dos webs distintas: las que excluyen su responsabilidad en la comercialización y las que la asumen y ofrecen, además, servicios similares a los hoteleros. La industria hotelera será insistente en que la regulación de esta actividad sea una realidad o, si es necesario, más estricta, apunta
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